Suscríbete a MakinProcess para una dosis quincenal de inspiración.
Muchas gracias por suscribirte!
Oops! Something went wrong while submitting the form.
29/4/2023

Verum Ipsum Factum

Foto de Joe Beck

EN ESTA PÁGINA

Verum Ipsum Factum

Terminé 2022 al límite.

Muy motivada, muy contenta.

En serio, en ningún momento de los últimos meses del año dejé de disfrutar aquello de lo que estaba haciendo.

Pero, a la vez, con la sensación (y no era la primera vez) de que había caído en una dinámica de trabajo en la que la única manera de funcionar en modo óptimo era lo que yo llamo el modo Full Beast o Hiper-foco.

La visión de túnel.

Centrarte tanto en una única cosa que pierdes totalmente de vista todo lo que hay alrededor más allá de la supervivencia básica.

Esto a veces es inevitable para darle el último empujón a algo, ese sprint final que seguro que ya conoces. Pero no debería durar más de unas semanas.

Un sprint manteniendo en el tiempo acaba en la extenuación. Muchos así acaban inevitablemente en burnout.

Y yo he pasado ya por eso alguna vez para dejar que me vuelva a pasar. Porque esta vez, a diferencia de la anterior, no hay nadie más que coja los mandos.

Así que este año la Visión era clara.

Asentar cimientos.

Pasar más tiempo trabajando en lo-que-ya-tengo y menos creando cosas nuevas.

Bajar el ritmo de proyectos que se han ido sumando a la, ya bastante grande, lista de productos y ofertas que llevo bajo el brazo.

Y tenía la mentalidad. Tenía incluso —por primera vez— la disciplina para no desviarme de esa idea. («no.abrir.nuevos.melones»)

Sabía que tendría momentos de duda y contaba con ellos, porque ya había hecho la lista de retos a los que sabía que iba a enfrentarme. Renuncias (económicas y, sobre todo, psicológicas) incluidas.

Pero no esperaba sentir que algo estaba off tan pronto.

Esa sensación de dispersión y de falta de foco, cuando toda la lógica indica que debería ser al revés; si tienes menos cosas en el plato en las que poner tu atención, tienes menos puntos de fuga.

Debería ser mucho más fácil centrarte en lo poco-pero-Importante.

A pesar de eso y, aunque a todas luces yo estaba haciendo cosas, la cruda realidad es que cuando miraba mi Visión para este año, esos Objetivos Rock que deberían servirme para acercarme poco a poco a ella, estaban igual.

Ni un sólo paso significativo para alcanzarlos. Y la sensación de ligero fracaso que acompaña.

Y ojo. Soy perfectamente consciente de que mucho de ese runrún es eso, una sensación.

Cuánto de todo esto es realidad y cuánto forma parte de esa narrativa auto-destructiva que a veces nos contamos a nosotras mismas es una incógnita que no hay que perder de vista, sobre todo porque los objetivos no dejan de ser sólo postes en el camino, meras hipótesis de lo que podría llegar a ser algo.

Pero creo que yo he llegado a un punto en el que soy bastante capaz de navegar entre la comprensión y el no-machacarme y —a la vez— intentar no dejarme llevar por esa auto-indulgencia.

Aceptar que no hay progreso sin incomodidad o malestar.

Y a mí estas últimas semanas me estaba faltando incomodidad.

Hago un inciso para dejar claro que me considero una persona bastante (a veces demasiado) reflexiva.

La parte del auto-conocimiento, sobre todo la parte del querer conocerse, la tengo muy interiorizada.

Esto no es algo inmediatamente positivo, porque a veces me preocupo de más, pero si tiene una parte buena.

Y es que cuando hay un principio de desalineación entre aquello que siento y pienso y aquello que hago, en seguida lo noto. Y no sólo lo noto, sino que intento dar pasos y escarbar un poco más en el por qué.

De nuevo, a veces me rayo a secas y ya está.

Pero en general, cuando te atreves a hacerte preguntas incómodas, suelen pasar cosas interesantes.

Y yo llegué a dos (principios de) conclusiones.

Una es obvia, y no es la primera vez que llego. (Esa sería la parte en la que espero que tú aprendas algo)

La otra siempre había estado ahí pero creo que esta vez le he puesto cara.

Voy a la primera.

🏁 Los proyectos son puentes

Las primeras semanas del año, cuando ya notaba ese desequilibrio, mi parte racional lo achacó a la pura falta de costumbre.

Que esa sensación de ligera dispersión, de estar continuamente re-ajustando el foco, era realmente a lo que se enfrenta toda persona que no se ha pasado los últimos dos años en modo Full Beast; que —en su día a día— tiene que jugar con ir asignando distintos pesos a las diferentes áreas y proyectos de su vida.

Lo que me llevó al recordatorio de la importancia de tener proyectos activos en nuestra vida.

Enmarcar las pequeñas cosas que hacemos en el día a día en un propósito mayor, más allá de simplemente tacharlas de una lista.

Los proyectos son el puente entre el presente y el futuro.

Cuando no tenemos nada que conecte lo que hacemos hoy con nuestra visión de lo que queremos mañana, es muy fácil caer en la desmotivación; perderse en la rutina y hacer las cosas por pura inercia.

Y la inercia is a bitch.​

Comparte esto en Twitter✨

Por eso necesitamos plazos, aunque sean flexibles.

Porque necesitamos poder poner un marcador de referencia que acote en el tiempo lo que, de otra manera, no acabaría nunca.

Y saber que esos proyectos que vamos acabando (gracias a haberlos definido y acotado) son los que nos ayudan a progresar en nuestros objetivos.

Así es como nos mantenemos alineadas con nuestra Visión en el día a día.

Así es como evitas caer en la entropía.

🙆 La validación externa

Pero tener siempre un puñado de proyectos activos que vamos completando y, con ello, ganando momentum, nos da otra recompensa más allá de la motivación interna.

Sacia la necesidad de refuerzo externo.

Cuando estás acostumbrada a estar ocupada todo el tiempo, pero tomas la decisión de quitarte esas distracciones extra para centrarte en un solo proyecto —un proyecto que solo tú sabes hasta qué punto es Importante— te vas a encontrar con que el feedback constante al que estás acostumbrada ya no es tan frecuente.

Vas a pasar largos periodos de tiempo trabajando contigo misma, pensando sin ejecutar, dejando el modo sprint y estando mucho más en modo maratón.

Y esto asusta.

No ver claramente el output de algo, moverte en un terreno de muchas posibilidades da vértigo.

En mi opinión, esa sensación siempre es buena señal, porque significa que te sientes capaz de emprender proyectos cada vez más grandes.

Pero según crece la envergadura de los mismos, también crece la inestabilidad del suelo que pisamos. Y necesitamos anclas.

En mi caso, y esto es lo que he aprendido gracias a este proceso de preguntas, el ancla a la que recurro es a la de hacer más cosas (te suena?) buscando esa suerte de validación externa.

Porque en el fondo —sin esa recompensa extrínseca, sin ese feedback al otro lado— siento que, por un lado, no soy del todo capaz de poner a prueba mis ideas y, por otro, que en el fondo mi trabajo es menos valioso.

💭 Sólo conoces lo que haces

No sé si alguna vez tu también has tenido esa sensación. No creo que sea inherentemente malo. Necesitamos testar nuestras ideas para conocerlas en toda su extensión y poder valorarlas desde todos los ángulos.

El problema está en cuando dejamos que esa necesidad de reconocimiento externo auto-sabotee nuestro progreso en lo que es más importante;

Los Grandes Proyectos que, precisamente por ser tan importantes en nuestra cabeza, nos presentan dos problemas:

1. No somos capaces de decidir por donde empezar a abordarlos.

2. Tardan mucho en llegar a un estado que sea del todo “compartible

En mi caso, me he dado cuenta* de que tengo entre manos cosas que en mi mente son tan grandes, que me cuesta mucho aterrizarlas.

Eso hace que no sea fácil sintetizarlas y testarlas, aunque sea en pequeñas dosis.

Y no poder sacarlas fuera, airearlas, enfrentarlas a la realidad, hace que cada vez sean más inabarcables por dentro.

Y, por supuesto, cuánto más inabarcable es algo en tu cabeza, más susceptible es de quedarse a un lado cuando surge cualquier otra oportunidad de hacer algo más urgente, más rápido, con una recompensa más inmediata o más fácil.

*No es la primera vez que me doy cuenta de esto.

Es una de esas piedras mentales con las que tropezamos de vez en cuando. Mi piedra particular.

Pienso demasiado (muchas veces innecesariamente) en grande. Y no lo digo como algo bueno.

Pensar en grande está bien, pero lleva al perfeccionismo —y por extensión a la parálisis— con demasiada facilidad.

Y un cuerpo parado tiende a quedarse en ese estado (eso que decía de la inercia).

Así que el sábado pasado me regalé una mañana entera para re-conectar con mi Visión, para volver a ponerme delante otra vez todos esos Objetivos, todos esos Proyectos a medias, y volver a verlos como meras hipótesis, como posibilidades y no obligaciones.

Si puedo sacar alguna conclusión de todo esto, algún accionable —aunque sea para mi— es que lo de «hacer menos, pero mejor» es un mantra buenísimo siempre y cuando no te lo tomes al pie de la letra.

No es tanto hacer menos, como combinar bien una serie de elementos para conseguir que, todo aquello que hagas hoy —en la dosis que sea— esté alineado con dónde quieres estar mañana.

Esta combinación es difícil as fck*, por cierto. Pero de lo que creo que hace falta para eso ya hablo otro día.

Por ahora, para mi, el reto es el siguiente:

Bajar el nivel de intimidación de esos Grandes Proyectos, descomponiéndolos en bloques que compongan, pequeños activos que poder poner a prueba rápido, sin miedo a experimentar, fallar y aprender.

Frente a la inercia, buscar siempre el momentum.

La fuerza que te mantiene en movimiento haciendo cosas pequeñas y valiosas en si mismas, y usar ese impulso para seguir creando.

Porque sólo conocemos aquello que hacemos.


💎 Cosas que podrían interesarte

{{contenido-suscriptores}}

Tiempo en escribir esta newsletter: 9,5 horas
Contenido exclusivo para suscriptores.

Gracias por leer!

Si te ha gustado y quieres recibir más reflexiones e ideas sobre pensar, crear y vivir mejor, no olvides suscribirte a MakinProcess para recibir recursos e inspiración en forma de mails, cada quince días en tu bandeja de entrada.

Lo de las cookies 🍪
Si. Este sitio usa cookies para almacenar algunos datos. Si las aceptas, puedo usar esos datos para analizar mejor qué pasa en la web y así personalizar un poco más tu experiencia por el sitio. Visita la Política de Pivacidad para más información.