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Pensar en Sistemas para Diseñar tu Vida

Waldemar Brandt

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Pensar en Sistemas para Diseñar tu Vida

El otro día hablaba sobre diferenciación, sobre cómo mostrarnos al mundo cuando hemos hecho tantas cosas, sobre conformarnos con que busquen etiquetas que nos categoricen o ir construyendo nuestro camino e identidad según vamos caminando.

La mayor parte de mi vida profesional yo he intentado sentirme cómoda dentro de la etiqueta del «diseño», pero el diseño entendido no como la capa visual de algo, no como un acto artístico, sino como lo que realmente es; la resolución de un problema.

Design is not just what it looks like and feels like, design is how it works.
— Steve Jobs

En mi caso, me he pasado los últimos 10 años de mi vida diseñando interfaces, caminos, experiencias narrativas o procesos que ayudaban a otras personas en distintos objetivos.

Cuando me empezaba a sentir más o menos “satisfecha” en esa idea de mí misma como profesional, de repente todo cambió y me puse a hacer otra cosa.

Y —si antes en realidad no sabía muy bien explicar lo que hacía— después de ese cambio menos.

Había pasado de diseñar experiencias digitales a meterme en un mundo que, a simple vista, no tenía nada que ver con lo que había hecho hasta entonces.

Si, podía decir que "diseñaba espacios de trabajo", pero en realidad siempre ha habido algo más detrás.

Mucho más parecido a pensar en cómo funciona ese espacio de trabajo, cómo funcionan sus partes y las personas que lo usan, cómo entra y sale la información y cómo fluye entre sus componentes.

No estaba simplemente ordenando un espacio de trabajo, estaba diseñando un sistema.

Y si piensas en diseñar como algo holístico, mucho más allá de lo estético, como una disciplina pensada para hacer que las cosas funcionen mejor, esto de «diseñar sistemas» tiene más sentido.

Pero para entenderlo del todo, antes quiero dejar claro qué es, exactamente, un sistema. Más concretamente, qué es un sistema complejo.

❄️ ¿Qué es un Sistema Complejo?

La definición más extendida de «sistema» es la de un conjunto de elementos —personas, células, moléculas..— interconectados de manera que, con el tiempo, consiguen algo.

Y en estos tres conceptos está la clave. Un sistema no es solo la combinación de cosas, sino que debe de constar de 3 básicos:

  • Elementos
  • Interconexiones
  • Una función

Un ejemplo de un sistema complejo sería, por ejemplo, el sistema nervioso en el ser humano, que está compuesto por una serie de elementos como el cerebro, las neuronas, el cerebelo o el bulbo raquídeo, pero también la médula espinal y las terminaciones nerviosas. Todos estos componentes trabajan interconectados para coordinar todas las actividades que realiza nuestro organismo como la respiración, la circulación de la sangre o la digestión.

Y si. Estas funciones están, a su vez, reguladas por sus propios sistemas; el sistema digestivo consta de los dientes, el esófago, el estómago y los intestinos, interrelacionados a través del flujo sanguíneo para llevar a cabo una función; descomponer la comida en nutrientes y transportar estos nutrientes a todas las partes de nuestro cuerpo a través de — de nuevo— otro sistema; el circulatorio.

Los seres humanos somos sistemas complejos, igual que lo son un perro o un árbol, que a su vez también forma parte de un sistema mayor, el bosque. Y todos estos sistemas se interconectan entre sí y dan lugar a una serie de funciones.

A veces los elementos de un sistema son fáciles de reconocer porque podemos verlos y distinguirlos (las hojas de un árbol o sus raíces) pero en otros casos estos elementos no son tan evidentes porque permanecen en un nivel más intangible.

Por ejemplo, en una comunidad online, los componentes más reconocibles serían sus miembros, la plataforma o herramienta utilizada para reunirlos, el conjunto de reglas y rituales que lo soportan... pero también el orgullo de pertenecer a dicha comunidad, un elemento no tan evidente a simple vista y que sólo se infiere fijándonos en las relaciones entre todos estos componentes distintos.

Y esa es otra de la característica de los sistemas complejos. Si nos ponemos a listar todos sus elementos, nos daremos cuenta de que, en realidad, podemos dividirlos en otros sub-elementos y estos en más sub-elementos hasta que perdemos de vista el sistema como un todo.

Por eso, cuando pensamos en términos de sistemas complejos, si verdaderamente queremos entenderlos, es necesario adoptar un tipo de pensamiento distinto al que nos han enseñado hasta ahora; el pensamiento sistémico.

(Quédate conmigo un poco más que en seguida llegamos 😉)

🧠 ¿Qué es el pensamiento sistémico?

Si para entender qué es «diseñar sistemas» antes había que entender qué es un sistema, para entender lo que es el pensamiento sistémico también merece la pena pararse a pensar en los distintos modos de pensamiento.

Porque, ¿te has preguntado alguna vez qué es, en realidad, el pensamiento?

El pensamiento es el proceso mental por el cual las personas construimos y desarrollamos ideas sobre nosotras mismas y el entorno que nos rodea. Es lo que nos permite procesar e interpretar los estímulos externos, la información que llega a nuestro cerebro para formar nuevos conceptos, relacionarlos con otros ya existentes y ayudarnos a entender el mundo, tomar decisiones informadas, etc.

Pero el pensamiento no es una actividad que ocurra aislada, sino que va siempre acompañada de otros procesos mentales menos "intelectuales" como las emociones, las creencias y los constructos sociales que vamos incorporando a nuestra mentalidad a lo largo de nuestra vida.

Como cada persona es distinta y en su cabeza estos procesos tienen lugar de manera totalmente única, también hay diferentes tipos de pensamiento, atendiendo a cómo procesamos y relacionamos los conceptos en nuestra mente.

Te sonarán el pensamiento deductivo, el pensamiento crítico, el pensamiento inductivo, analítico o creativo (hay más, pero creo que con esta muestra nos hacemos una idea)

En nuestra sociedad, nos han educado principalmente para analizar la realidad atendiendo a sus partes; para resolver los problemas complejos descomponiéndolos y fijándonos sólo en sus piezas como entidades aisladas, acostumbrándonos a buscar siempre la linea recta entre causa y efecto.

Esto es lo que hace que, de alguna manera, tendamos a simplificar el mundo que nos rodea. Cuando en realidad el mundo entero es un sistema complejo, y un sistema complejo es mucho más que la suma de sus partes. Sólo mirándolo en su conjunto podemos realmente entenderlo.

Y aquí es donde entra el pensamiento sistémico; la capacidad de ver lo que nos rodea (las personas, los animales, las plantas, las instituciones...) no como cosas aisladas, sino como partes de un sistema mayor, cuyo funcionamiento depende de ese sistema y cómo éste, a su vez, se relaciona con los otros sistemas que le rodean.

Cuando adoptamos este tipo de pensamiento para intentar entender determinados eventos o comportamientos que ocurren a nuestro alrededor, empezamos a observar patrones y a tener en cuenta elementos no evidentes a simple vista; el contexto, la época, las relaciones.. Cuánto más capaces seamos de observar el mundo a través de esta lente, mejores seremos también diseñando como interactuamos con él.

Pero, ¿cómo cultivamos esta habilidad? Cómo podemos empezar a pensar en sistemas?

Para esto, hay algunas herramientas, algunos principios alrededor de los sistemas complejos que, si conocemos, nos ayudarán a ir desarrollando cada vez más determinadas habilidades, esenciales para tratar con este tipo de estructuras.

Voy a hacer un repaso de algunas de ellas, sólo para que me sigas en la linea de pensamiento. Ya verás que al final todo encaja 😊

💈 Algunos principios del pensamiento sistémico

🕸️ Ver las interconexiones. Todo en este mundo está interconectado, todo necesita de otra cosa para existir. Comprender la interconexión en los sistemas complejos es pasar del pensamiento lineal, que nos hace ver los hechos como algo que ocurre en un orden lógico, a pensar en "circular"; en la vida todos los sistemas ocurren a la vez, todo está conectado en múltiples direcciones, el mundo es dinámico y caótico y cuando empezamos a verlo así, estaremos mucho más equipadas para desenmarañarlo.

💧 Capacidad de síntesis, de combinar dos o más conceptos para dar con algo nuevo. En el ámbito del pensamiento sistémico, esta es la habilidad para ver, precisamente, todas estas interconexiones; para entender el todo junto a sus partes, así como las conexiones que forman entre ellas.

✨ Entender la emergencia. El fenómeno por el cual, a partir de distintos elementos combinados, surge algo nuevo cuyas propiedades no existían en ninguno de estos elementos por separado. Por ejemplo, el agua está hecha de átomos de oxígeno e hidrógeno, pero ninguno de estos elementos tiene la propiedad de "humedad" en ellos; sólo surge como resultado de la sinergia de sus partes.

➰ Encontrar los bucles de retroalimentación. Un bucle de retroalimentación, o feedback loop, ocurre cuando un patrón de comportamiento se amplifica o disminuye con cada una de sus iteraciones. Existen de dos tipos:

  • Bucles reforzadores o positivos. Aunque el nombre despiste, un bucle positivo no tiene por qué significar algo bueno. Es más, es el bucle conocido como "efecto bola de nieve" en el que —sin nada que lo compense— a más de algo, más de otra cosa. Por ejemplo, el caso del crecimiento exponencial de la población mundial → si cada vez nacen más niños pero las tasas de mortalidad no acompañan de manera proporcional, cada vez habrá más personas en el planeta; se crea una inestabilidad en el sistema.
  • Bucles compensadores o negativos. Los bucles compensadores, por el contrario, son aquellos que introducen un equilibrio en el sistema. Encontramos muchos ejemplos en la biología o en la naturaleza (siempre y cuando la dejemos en paz 🙏), como por ejemplo en la relación entre el número de depredadores y presas, que tiende de manera natural a equilibrarse. Ahora, si introdujéramos un cambio en este ecosistema y elimináramos a los depredadores, tendríamos un aumento exponencial del número de lo que antes eran presas → se estaría produciendo un bucle positivo o reforzador.

🔍 Detectar la causalidad. Una vez empiezas a ver estos bucles de retroalimentación a tu alrededor, empezarás a ver la causalidad entre los eventos; cómo algo siempre es la causa de otra cosa. En el pensamiento sistémico, ver la causalidad se refiere a entender cómo los elementos influyen unos en otros en un sistema. Abrazando esta causalidad, comprenderemos también de manera más profunda las organizaciones, las conexiones, los procesos y los subprocesos.

👁 Visualizar y trazar patrones. Los sistemas perpetúan y facilitan la emergencia de patrones de actividad o comportamiento. Ser capaz de detectar estos patrones, identificarlos, describirlos, visualizarlos e incluso trazarlos para entender cómo se relacionan con otros elementos y como actúan dentro del sistema, nos ayudará muchísimo a descubrir lo que —de otra manera— permanecería oculto, y así poder intervenirlo y cambiarlo; (re)diseñar el sistema para que su funcionamiento deseado acabe siendo el funcionamiento por defecto


Y ahí está de nuevo. Volvemos a la idea principal de todo esto. Espero que ahora comprendas un poco mejor a qué me refiero cuando hablo de «Diseñar Sistemas».

Cuando entiendes y ves el mundo a través de la lente del pensamiento sistémico, empiezas a pensar en ciertos elementos que te rodean como sistemas complejos, cuyas diferentes partes afectan unas a otras y cuyo funcionamiento combinado genera un efecto que no se produciría de otra forma.

Te das cuenta de que, en realidad, tu día a día también es un sistema complejo, que está formado por distintos elementos y sub-sistemas integrados en él y que todos ellos interconectados tienen un impacto en tu vida, tanto personal como profesional.

Y, lo más interesante; una vez adoptas esta mentalidad, te das cuenta de que puedes empezar a intervenirlo, a introducir cambios en él y convertirte en diseñadora de tus propios sistemas.

🗒 Recapitulando

  1. Un sistema complejo es mucho más que la suma de sus partes; es un conjunto de elementos interconectados que, combinados, cumplen una función.
  2. El pensamiento sistémico es el modo de pensamiento que nos enseña a reconocer los sistemas complejos a nuestro alrededor y nos entrena para intervenirlos o (re)diseñarlos.
  3. Porque diseñar no es poner algo bonito, es resolver un problema; entender cómo debería funcionar algo y construirlo o planificarlo para que cumpla ese objetivo.


📐 ¿Por qué y cómo diseñar nuestros propios sistemas?

Como seguro que ya va quedando claro, los seres humanos somos sistemas complejos. Como todos los sistemas complejos, además de estar formados por distintos elementos interconectados trabajando juntos para lograr un objetivo, estos tienen la capacidad intrínseca de auto-regularse (esto es bueno 👍), pero también de caer en la entropía, la tendencia inevitable al desorden (esto ya no es tan bueno, pero es lo que hay 🤷🏻‍♀️)

Pero como seres humanos con capacidad para diferentes tipos de pensamiento, una vez empezamos a detectar y a observar patrones, comportamientos, interconexiones y elementos emergentes, podemos apalancarnos en ellos; usarlos en nuestro beneficio para elevarnos más allá de nuestros propios sistemas y, básicamente, escribir nuestro propio manual de instrucciones o, cómo puede que me hayas oído/leído previamente; construir nuestros propios sistemas operativos de vida 👇

  • Podemos repensar y re-escribir nuestros objetivos (cambiar el propósito del sistema) para alinearlos con nuestros valores.
  • Podemos detectar patrones de actividad o comportamiento (incluso mentales) que se repitan en nuestro día a día, semana a semana, y usarlos para aprender más sobre nosotras mismas.
  • Podemos analizar si estos patrones generan además bucles de retroalimentación y utilizar estos bucles. Bien sea aprovechando ese efecto de bola de nieve para ganar momentum, bien para introducir elementos compensadores cuando veamos que algo no funciona.
  • Porque si, también podemos establecer mecanismos de control que nos permitan obtener más información sobre el sistema, de manera más frecuente y mejorar continuamente nuestros procesos para mejorar así toda nuestra arquitectura.
  • Y podemos también diseñar para la emergencia. Aprovechando la cualidad de interconexión que ya sabemos que forma parte de todos los sistemas complejos, podemos jugar con estas conexiones y con cómo damos forma a nuestro sistema para provocar resultados que no conseguiríamos de otra forma.

Un sistema operativo bien diseñado y engrasado nos ancla en nuestros valores y nos da claridad sobre cómo pensamos y actuamos en el día a día para alinearnos con ellos.

Y esto permea a todos los ámbitos de nuestra vida. Un sistema operativo vital incluye tu sistema de productividad, de gestión del conocimiento o de creación de contenido. Todos son sistemas conectados; aplicando la fuerza o el esfuerzo adecuado en cada uno de ellos mejoramos el conjunto y así también el output.

Lo más apasionante de todo esto es que, como siempre, lo mejor está en hacerlo.

Porque es en el proceso de diseñar esta arquitectura cuando verdaderamente reflexionas sobre tí misma, sobre cuáles son esos valores y objetivos, dónde y por qué aparecen determinados patrones mentales o de comportamiento.

Y cuanta más información sobre ti misma recoges, más elementos tienes para construir este sistema, más oportunidades de aprendizaje y de refinar el modelo.

Al fin y al cabo, hablamos de diseñar un sistema operativo alrededor de tu propia vida. Un conjunto de elementos que, combinados, te ayuden a regular y gestionar todo aquello que para ti es importante; tu cuerpo, tu negocio, tu aprendizaje.. que te permitan navegar y operar en el día a día buscando la mejor versión de ti misma, sea cual sea.

Esta es la "magia" de ver el mundo con la perspectiva del pensamiento sistémico.

Y cuando combinamos esa habilidad con la que tenemos, como seres complejos, de entender cómo funcionamos a nivel individual y colectivo, nos convertimos en diseñadoras de sistemas, diseñadoras de nuestra propia vida.

FOOTNOTES
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