La Era de la Perspectiva (Parte I)

¿Oyes eso? Es el murmullo del zeitgeist cambiando.

El espíritu del momento, el clima intelectual y cultural de nuestra época, está mutando a una velocidad pasmosa y —si te mueves en internet— tienes un asiento en primera fila para verlo en directo cada día.

Quizá lo notes cada vez que te metes en una red social; se huele cada vez más el tufillo a plástico, a contenido optimizado para ser viral. Las fórmulas y los consejos están vacíos, la experiencia convertida en carrusel.

Lo que antes te parecía útil ahora es una cosa más. Una pieza más de “contenido” que ya ni siquiera guardas para posiblemente no leer luego, sino que ni siquiera te molestas en guardar porque sabes que, deslizando un poco más el dedo, encontrarás algo parecido. O le puedes preguntar a ChatGPT.

Quizá lo notes en ese hastío silencioso con el que en el fondo te pierdes en ese scroll infinito.

Lo de antes ya no hace click.

Y no me refiero a que no tenga impactos en el sentido marketiniano, sino que no te llega. No te mueve, no te inspira, ya ni siquiera te resulta especialmente entretenido.

Y, si estás al otro lado —si eres de esas personas que ponen el contenido ahí fuera— también lo estarás notando. Tienes que sudar cada like, diseñar complejos mecanismos de generación de contenido sólo para poder mantenerte a duras penas ahí, pasar las horas interactuando con otros para ganar visibilidad. Bailarle el agua al algoritmo y hacerlo en sus términos porque, si no sigues el ritmo, desapareces.

Esto nos afecta a todas. Pongas tus ideas ahí fuera o no, trabajes en internet o no, vives en información. Y la fatiga es real.

Nos estamos ahogando en “contenido” y las consecuencias afectan a toda persona conectada al mundo, a muchos niveles.

Sabes que a mi este tema me interesa, me preocupa y a la vez me fascina.

Llevo muchos años pensando en esto, observando cómo la tecnología va cambiando y permitiéndonos cada vez más cosas, y cómo siempre es a cambio de algún recurso valioso, como ​nuestra atención​ o ​nuestra propia agencia​.

La IA está acelerando todo eso mucho. Demasiado.

Por eso hoy quiero hablar sobre esto. Y sé que si me lees también te interesa.

Porque las cosas están cambiando muy rápido pero a pesar de ello (o precisamente por eso) hay una oportunidad.

Hay una oportunidad para, incluso ahora, no dejarte arrastrar por la Corriente; ser capaz de encontrar la señal entre el ruido y, si quieres, convertirte tu misma en señal.

Pero antes de nada, el ✨contexto✨.

Auge y caída de la Creator Economy

En los últimos años se nos ha llenado la boca hablando de la Creator Economy. Esa etapa maravillosa de internet en la que la promesa era clara:

Cualquier persona con ideas y una conexión a internet podía construir una audiencia, monetizar su trabajo y —con suerte— vivir de lo que sabía o lo que le apasionaba.

No sé si lo viviste, pero puedo dar fe de que fue una época super estimulante en internet.

Empezaron a surgir decenas de herramientas, plataformas, comunidades… miles de voces interesantes que por fin habían encontrado la manera de hacerse oír y que, en muchos casos, incluso consiguieron diseñar una vida profesional construida desde ellas mismas, basada en su personalidad y sus habilidades.

(hablo de esta época con absoluto cariño y nostalgia porque yo misma soy una de esas personas👋)

Todo el mundo quería jugar y durante un tiempo el juego fue divertidísimo.

Como las empresas querían su trozo del pastel, el software acompañó.

Surgieron centenares de herramientas que facilitaban aún más que los creadores pudieran construir un negocio de cero y funcional.

Aparecieron decenas de plataformas que se convertían en nuevos campos de batalla esperando a ser conquistados por las hordas de personas que no quisieron perder la oportunidad de ganarse la vida siguiendo unos “sencillos” pasos:

Domina una red social

Crea una audiencia a base de compartir contenido “de valor”

Monetiza a esa audiencia con productos de pago

Por supuesto nada de esto era tan fácil. Y por supuesto no podía durar.

Hay algo que tenemos que tener muy presente cuando hablamos de este momento y que la Creator Economy floreció en un contexto de escasez de infraestructura para los creadores.

Sé que ahora parece lejanísmo, pero antes de 2019 la única manera que tenía alguien de vivir de sus ideas en internet era que cuatro locos le compraran un café virtual (osea, cero posibilidades) o abrirse un Patreon. Algo extremadamente complicado de mantener y que tenía a los creadores de entonces en un estado continuo de burnout.

Cuando surgió este movimiento, ser Creadora era ir por delante de tu tiempo, hacerte dueña de tu historia y apoyarte en la tecnología para diseñar una vida distinta ✨.

Hoy ese contexto ha cambiado por completo porque, como toda economía en expansión, se llevó hasta los extremos y se topó con su propio límite: el exceso.

Si, el acceso se democratizó. Y luego se saturó.

Las plataformas se llenaron de contenido indistinguible, llegaron los marketers —que hasta entonces crecían con publicidad de pago—, se trajeron sus fórmulas de copywriting y pronto las voces empezaron a sonar parecidas; la carrera por “aportar valor” fue poco a poco convirtiéndose en una trampa.

Y es que cuando todo el mundo está creando cosas, el simple hecho de crear deja de ser diferenciador.

La batalla por tu atención

Aquí entra la otra gran fuerza en juego; la Economía de la Atención.

Mientras estábamos distraídas creando, alguien más diseñaba los espacios donde ese contenido circulaba.

Las empresas perfeccionaban sus algoritmos para que en esas plataformas se premiara la retención, que básicamente consiste en capturar la atención de sus usuarios, mantenerla y convertirla en métricas, en datos, el oro digital.

Esto moldeó el comportamiento de los creadores porque cambió el terreno de juego 👉 empezó la fijación por la optimización del engagement, la obsesión por la frecuencia, la búsqueda de viralidad a toda costa y la sobreproducción de un contenido específico (por lo general, el que más grita, polariza, acelera o simplifica) para poder sobrevivir en el flujo interminable de estímulos iguales.

Cuando el sitio que te presta el altavoz decide silenciarte si no consigues captar la atención como ellos quieren, los incentivos cambian.

Tener algo que decir se volvió secundario frente a tener algo que publicar.

Por eso en los últimos años lo que vemos en internet cada vez es menos único, valioso o relevante por si mismo, sino que todo se ha convertido en “contenido”; un montón de estímulos que llenan cada espacio y momento de nuestras vidas.

¿Sigue viva la Creator Economy?

Si me preguntas cuál es el estado de la Creator Economy ahora, te diría que ya no existe. Al menos no su corazón, no cómo la conocíamos, no como yo en su día la entendí.

Era un modelo basado en la individualidad, impulsado por el contenido + el poder de las redes sociales para distribuir ese contenido de manera gratuita.

Estamos en un escenario distinto; uno en el que las herramientas de Inteligencia Artificial pueden automatizar y optimizar todos los pasos del proceso.

Cuando el coste marginal de producir algo es cero, lo que tenemos es una sobre-abundancia. En este caso de información sin más, de estímulos que están vacíos porque ya no se basan en alguien queriendo compartir algo, sino en queriendo llenar un espacio.

Y todo esto no existe sin más, sino que consume otra cosa a su vez; la atención de los receptores. Tu y yo.

Cuanto más contenido se produce para capturar dicha atención, menos nos queda para lo que verdaderamente la merece.

Es una carrera hacia el agotamiento, tanto para quien consume como para quien crea.

Y se parece a esto:

➽ Se produce más que nunca, pero el impacto cada vez es menor.

➽ Consumimos más que nunca, pero ya ni siquiera sabemos por qué.

➽ Y lo más importante: cada vez es más difícil separar la señal del ruido, encontrar en todo eso verdadero significado.

☝️ Eso es el zeitgeist cambiando.

What now?

Esta transformación, este cambio en los vibes, no sólo se siente cuando entras en una red social y la experiencia se parece más a la de haber entrado en un agujero negro de absoluto vacío (en el mejor de los casos)

También se ve en los propios creadores. Yo estoy viendo dos actitudes diferentes a mi alrededor.

Las que siguen en el otro modelo 🫣

Personas que no están sabiendo leer esta situación (o si, pero obviamente se resisten a ello) y están haciendo double down en sus esfuerzos; generando aún más contenido ahora que pueden aprovecharse de la IA.

Spoiler: Esta estrategia tiene las patas cortísimas. Ya no compites contra humanos, compites contra bots. Y compites contra la cruda realidad: nuestra atención es cada vez más escasa. Ya no entramos en internet para descubrir o aprender, lo hacemos por inercia. Pero nadie te está buscando.

Seguir intentando ordeñar esta vaca es camino directo al burnout (dejándote la reputación por el camino).

Las que saben que esto ya no es lo que era 🧐

Las personas que se han dado cuenta de lo extremadamente difícil que va a ser ahora capturar la atención de alguien cuando todos formamos parte del mismo scroll infinito, todos tenemos las mismas herramientas y todos gritamos básicamente lo mismo.

La gente que estaba en este juego como una manera de simplemente ganar visibilidad se ha dado cuenta de que por aquí ya no es. Han chapado el negocio o lo han virado completamente.

Entiendo esta reacción porque llevo desde 2022 diciendo que Crear (a secas) NO ES hacer marketing. Necesitas habilidades distintas y sobre todo hacerlo desde otro sitio.

Lo que me lleva a...

La nueva era

Una de la que en realidad llevo hablando años, porque para mi siempre ha sido la única manera sostenible de hacer esto.

Yo confío en que hay una manera diferente de crear y que de internet todavía puede salir algo bueno, pero necesitamos desplazar el eje.

Pasar de construir en torno a la producción para construir en torno al criterio.

Es por donde veo que empieza a emerger una lógica de la que llevo hablando desde 2022; la de ✨el punto de vista

Ya no se trata de cuánto contenido generas, ni siquiera de su calidad según los parámetros clásicos.

Lo que empieza a importar (esta vez de verdad, porque es lo único que queda) es desde dónde lo miras y con qué intención lo pones en el mundo.

Estamos entrando en la Era de la Perspectiva.

Una transición que no implica solo un cambio de modelo de negocio o de narrativa de mercado.

Implica un cambio en cómo nos posicionamos como creadoras en el mundo, y qué tipo de relación queremos tener con la tecnología, con nuestra audiencia y con nosotras mismas.

En esta Economía de la Perspectiva las reglas cambian:

Tu punto de vista se convierte en tu principal activo.

Tu sistema de pensamiento a la larga tiene más peso que tu sistema de distribución.

✦ El valor no se mide por lo que produces, sino por tu manera de transformar lo que recibes.

Alguien usando la IA puede replicar cualquier estilo, generar todo el contenido que quiera y optimizar al máximo su producción.

Pero no puede replicar tu historia, cómo haces conexiones, tu gusto particular ni la forma en la que filtras el mundo. Tu contexto y tu punto de vista.

Gráfico de 2023 cuando ya hablaba de esto

En un mundo de sobreabundancia de contenido, eso sigue siendo escaso.

Y ahí es donde se abre un nuevo tipo de economía: una donde el valor no está en lo que haces, sino en cómo lo haces tuyo.


La semana que viene hablaremos de esto*. De las reglas para jugar en este nuevo contexto y lo que necesitas para hacerlo.

Y trust me, te interesa protegerte de lo que viene, de lo que ya está aquí.

No sólo como profesional trabajando en este medio, sino como persona viviendo en el mundo.

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FOOTNOTES

Gracias por leer!

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